De los errores no se aprende





Dicen por ahí que de los errores se aprende. Pero no hace falta contar con la ayuda de Adam y Jamie "The MythBusters" para comprobar que ese mito es mentira. A nosotros nos gusta el dolor, somos masoquistas, como dice Jürgen Klaric "El cerebro tiene una parte que necesita hacerse daño, necesita sufrir."

 Aquella frase de Klaric no es nada nuevo o acaso no han escuchado esa frase que muchos emplean por ahí y que dice: "Las personas son como pelotas de tennis, entre más duros les des, más rápido están ahí, más rápido regresan." Pero eso no es malo ni bueno.

Primero debemos reconocerlo, es como los alcohólicos que deben aceptar y reconocer para empezar a cambiar y yo quiero cambiar, por eso escribo esta columna.

 Ahora ¿Usted quieres cambiar? Y no solo es de querer, es de hacerlo, porque hay una gran diferencia entre lo que la gente dice y lo que la gente hace, me incluyo.

En el colegio donde yo estudié estaba la niña más linda e Inteligente de la clase, Marta Cecilia Pulgarín, aparte de su nombre todo de ella era perfecto.
 
En el tiempo académico que compartí con ella le conocí dos novios. El primero se llamaba Yovani, aparte de que la agredía verbal y Psicológicamente, nosotros (los compañeros de clase)  presenciamos en varias ocasiones el manoteo a la salida de la escuela, veíamos como  él sin vacilar, le tiraba con lo que tuviera en la mano.
 
La otra vez le tiro en el pecho una paleta de limón que él se estaba chupando mientras discutían, al tiempo que le decía malas palabras. Ella indefensa solo lloraba y corría detrás de el idiota como rogándole piedad. 

Nosotros (Sus compañeros de clase) sabíamos que no nos podíamos meter, porque ella lo defendía a morir así el cabrón abusara de ella.

El otro novio de "La Chechi" (así le decíamos a Marta) un muchacho de buen aspecto, amable, sonriente. Él la trataba de la mejor manera posible ¡Por fin un buen muchacho que la valore y la respete por lo que es! (decíamos todos los del salón) pero a la Chechi, a pesar  de que tenía el hombre perfecto sentía un vacío. Era esa parte del cerebro (la parte de la indulgencia) que le pedía dolor, maltrato físico, maltrato verbal. 

Entonces decidió volver a buscar a Yovani, su primer novio, ese que le daba lo que le hacía falta y lo que el actual no podía brindarle, Dolor.
Busco a el mismo Yovani, ese que le manoteaba a la salida del colegio, el mismo que 10 años más tarde en una noche invadido por los celos acabó con su vida.

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