Los niños son la verga pero nosotros nos tiramos en ellos




Una amiga que es psicóloga (Melisa) me dijo que mi indecisión debo agradecerla a mis padres que cuando estaba pequeño me saturaron de Juguetes "Es que los padres se tiran en los niños" y es verdad.

Pensando seriamente lo que me dijo Meli (mi amiga) ese día, quise hacer un recuento de mi infancia y supe que lo que ella afirmaba era verdad.

Yo tuve bicicleta todo terreno y bicicleta de cross (ambas al tiempo), tenía los juguetes habidos y por haber, desde juegos de mesa, hasta carros con pilas, hamburguesas en patinetas, carros de bomberos a control remoto, policía en moto ochentera, en la categoría de vídeo juegos tuve un 1.200, un Family y hasta dos Creation. 

Mis padres gastaban tanto dinero en Juguetes sin darse cuenta, que al tiempo invertían en mi falta de toma de decisiones (Mi trauma) y como si fuera poco y para rematar siempre dormí en un camarote de tres puestos, y yo soy hijo único.

¿A qué padres se les ocurre comprarle a su hijo único un camarote de tres puestos? R= A los míos.

No tuve un cuento antes de dormir, tuve 366 y Más Cuentos (Un cuento para cada día del año, incluyendo años bisiestos)

llegué a albergar hasta cinco balones de fútbol que cada año el niño Dios me traía para complementar mi regalo.

Hoy en día paso por los mismos problemas que tuve cuando estaba pequeño, no sabía con cual balón jugar, no sabía cual bicicleta montar, no sabía si jugar con los muñecos de la liga de la Justicia o los carros control remoto, si leer un cuento o leer la revista Dini.

No sabía si dormir en la parte de abajo o en la parte de arriba del camarote, si ver televisión o escuchar música, si montar en los patines de línea o en los de cuatro ruedas (No estoy exagerando, tuve patines de línea y de cuatro ruedas al mismo tiempo) no sabía si me quedaba mejor el uniforme de jugador de fútbol o el de arquero.

A mi el niño Dios me traía donde mis abuelos paternos y maternos, no sabía cual regalo era mejor.

Los padres cometemos el error de justificar cualquier vacío o tara que llevamos dentro y que no podemos ofrecerle a nuestros hijos con algo material, exceso de compra de ropa, de juguetes, lujos, ahora que sé de donde viene mi indecisión me hubiera gustado que mis padres hubieran sido más mesurados, no tantos juguetes, ni tantos gustos de niño, solo lo necesario y que ya grande me hubieran pagado una universidad para que yo no hubiera tenido que trabajar para poder pagarla, que pereza.

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